Víctor o Victoria

| domingo, 13 de diciembre de 2015 | 12:26

La controversia bizarra que estos días se dirime en los Estados Unidos trata sobre los baños públicos. Un país tan sensibilizado con los derechos de las minorías se halla enfrentado actualmente por la denominación de los géneros en las puertas de los servicios. Él o Ella, Caballero o Señora, Chicos o Chicas… parecen cachivaches de museo si se tiene en cuenta la que está cayendo. La bandera de la lucha por unos baños públicos que permitan la entrada a todo dios acaba de ser enarbolada y miles marchan bajo ella. Lesbianas, gays, bisexuales… ahora le toca el turno a los transexuales, y sabiendo lo rápido que tiran los americanos de abogado, la cosa no está para bromas. Si se siente usted mujer -tenga pilila o no-, ¿por qué ha de tener que ir a orinar entre brutales varones que lo dejan todo perdido?; si usted se siente muy varón -tenga pilila o no-, ¿por qué no puede hacerlo de pie entre sus iguales? Los cuchillos legales vuelan, las demandas están al orden del día. En algunos sitios se buscan soluciones de consenso, como en el Whitney Museum “Baño para todos los géneros”; la universidad de Utah ”Todos los géneros”, incluidos minusválidos, que parecen ser considerados caprichosamente otra categoría; en un restaurante de Washington “Hombres, mujeres, y el resto”; en un centro cívico “Cualquiera de cualquier género”; en la universidad de Nevada “Servicio unisex”, etc… Sin embargo, ante toda reforma siempre hay una reacción, y la insurgencia ha aparecido en muchos lugares del país reivindicando “lo de toda la vida“, pero a estas alturas el mismo término exige una revisión casi escolástica. A la vez, y siendo Estados Unidos el país de fenicios que es, no han tardado en comercializar diferentes iconos para hacer frente al problema, que vuelven locos sobre todo a los extranjeros -los japoneses se hallaban especialmente confusos con el asunto debido a su extrema educación que les hace cortarse a la hora de preguntar-. En el White Dog Café de Philadelphia rizaron el rizo al dividir sus baños en Demócratas y Republicanos. No se lo tomen a la ligera, esta historia estresa a un montón de gente, pero no solo a los transexuales, se lo aseguro, los heteros están igual de incómodos. Y los gays, y las lesbianas, y los bisexuales...¿Quién será capaz de resolver este nudo sin cortarlo?