FILIPINAS II: El hombre hiena

| jueves, 11 de marzo de 2010 | 7:17

Hablando con Patricia, una cooperante de la Cruz Roja Filipina, en el bar Havana de Malate, me contó un par de historias estremecedoras de su época trabajando en Malawi. La primera trata sobre el hombre hiena, y la segunda sobre el sexo seco.
El hombre hiena es el tipo de la tribu que se encarga de desvirgar a todas las preadolescentes que están a punto de casarse. Su labor es enseñarles, sin excepción, todas las cosas que deben hacerle a su futuro marido.
La segunda película es más terrorifica. Según las costumbres de Malawi, parece que el sexo es más placentero para los hombres si la mujer lo pasa mal. Por consiguiente ellas se llenan la vagina de polvos de talco, resecando las mucosas, y con la penetración las heridas, la sangre y el dolor son lo suficientemente demostrativas como para complacer al varón. Eso es una barbaridad, pero lo peor es que el riesgo de contraer el VIH durante estas prácticas se eleva exponencialmente.

8 comentarios:

Begoña Argallo dijo...

Tremendo que los hombres Filipinos tengan costumbres tan horribles, como creer que una mujer que va a casarse necesita ayuda. Si va a casarse para toda la vida lo que le sobra es tiempo de ponerse al día, y a lo mejor decide que tampoco quiere complacer en todo a su marido. Me alegro de que en mi país no haya regla alguna al respecto. Algo que me gustaría que existiese en todos los países, pese a estar al tanto de que soy una ilusa y los ilusos no solemos aportar demasiado al común de los mortales. Me haría feliz al menos que las preadolescentes pudiesen elegir si quieren maestro o no. Creo que nunca hay mejor maestro que el hombre del que estás enamorada, porque él suele estar enamorado también; eso lo hace diferente.
Y bueno eso de que el sexo sea más placentero si la mujer lo pasa mal, qué voy a decir a eso. Pues que tal vez lo único que pudiera liberarlas un poco de una vida bastante dura de por sí, ni deja esa opción. Ag que diría tu amigo Finlandés, agco de costumbres que afortunadamente aquí no tenemos. Aquí la mujer va ganando lentamente su espacio y puede decidir. Algo que deseo que en Filipinas vayan logrando ya mismo. Mi hijo siempre me dice que todo lo quiero para ayer. Pues eso.

Ilsa dijo...

En un artículo que leí recientemente,se hablaba de Malawi y se decía algo así:"En un País en el cual vivir es un reto, ser mujer es un drama".Hasta hace poco, también existía la ablación ( y seguro que de forma clandestina, por su cultura y tradiciones , la siguen efectuando).Existen niños y niñas que con 5 años, recogen tabaco 12 horas al día, esto les hace padecer una enfermedad ( de la que ahora mismo no recuerdo el nombre), de graves consecuencias, pues le nicotina la absorben por la piel al recolectarlo.
Todo esto, me hace pensar muchas veces en esta frase :"Dos linajes solos hay en el mundo, como decía una abuela mía , que son el tener y el no tener".

IGNACIO DEL VALLE dijo...

Pues yo no creo en el respeto a las culturas foráneas, en realidad soy un imperialista en la aplicación de la Declaración de los Derechos Humanos. No respeto usos y costumbres y leyes que se enfrenten a nuestra creación occidental, me da igual el área de aplicación.

Begoña Argallo dijo...

Si de algo yo no entiendo es de leyes. De qué se puede exigir con rigor y qué no se puede exigir legalmente hablando. Por eso pudiese parecer que al referirme al agco de costumbres que aquí no tenemos me sienta feliz de que a nosotras ( las de esta parte del mundo) no nos pase y que me da igual que pasé en otro lugar. Que no es eso. O que lo entienda que tampoco. Y si hay un lugar donde firmar para cambiarlo que cuenten con mi firma, para eso y para tantas cosas.

Si algo me ha demostrado la vida es que hay cosas que por más que nos empeñemos en cambiar no cambian. Lo vemos todos los días en los telediarios de este país que tampoco es perfecto. Desgraciadamente cada año alguna mujer es asesinada por su pareja y escuchamos eso de: se llevaban muy bien, él era un hombre estupendo. Sí, de cara a la galería sería un hombre estupendo; porque normalmente la que no tiene ganas de saludar es ella, la que se aísla es ella, la que renuncia es ella y él campa a sus anchas. De ahí que todo parezca tan normal.
Tampoco tengo solución para esto. Y sería la primera en firmar para cambiarlo.

Begoña Argallo dijo...

Estuve leyendo la Declaración de los derechos humanos y después se me fue la conexión a internet.
Creo que desde los catorce años que salí de la escuela no la volví a leer, pero nunca dejé de formar parte de ese imperialismo que apuntas.
Un sólo abuso me parece demasiado, creo que a veces por eso mismo se me olvida, porque desgraciadamente las grandes luchas de la humanidad son tan lentas como la muerte.
Saludos en una mañana gris, igual que el cielo.

Ilsa dijo...

A mí lo que realmente me indigna, es que la mayoría de abusos y agresiones contra mujeres y niños, se dan en el seno familiar.Y que en la mayoría de los casos( por distintos motivos que me serían muy largos de enumerar),los perpretadores quedan impunes o condenados a penas que dan risa( y sólo tenemos que echar un vistazo a nuestro País).
Por cierto , yo tampoco defiendo las costumbres y tradiciones que hacen daño físico o emocional al ser humano, simplemente he manifestado que clandestinamente se siguen cometiendo en nombre de esas culturas , abusos que no se deberían de cometer.
un saludo a todos.

Begoña Argallo dijo...

llsa, entre los escritos de Madre Teresa de Calcuta que se encuentran en internet, está esto:
La paz y la guerra comienzan en el hogar. Si de verdad queremos que haya paz en el mundo, empecemos por amarnos unos a otros en el seno de nuestras propias familias. Si queremos sembrar alegría en derredor nuestro, precisamos que toda familia viva feliz.

Empieza diciendo una palabra amable a tu hijo, a tu marido, a tu mujer. Empieza ayudando a alguien que lo necesite en tu comunidad, en tu puesto de trabajo o en tu escuela... El mundo está saturado de sufrimientos por falta de paz. Y en el mundo falta paz porque falta en los hogares.

Por supuesto que la religión no está muy de acuerdo en el divorcio por ejemplo y hay cosas que ha escrito con las que no estoy de acuerdo en el contexto en que las explica. Además si me das un bofetón no sabría poner la otra mejilla, te lanzo un puñetazo que te incrusto en la pared.
Pero eso no evita que las grandes verdades se encuentren en frases pequeñas. Por eso quise dejarlas aquí, las de Madre Teresa digo. Aunque me da que ando espantando a toda la peña. Echo de menos comentarios de otras personas la verdad. Todos los temas que se abren aquí me parecen la mar de interesantes, otra cosa es que los ande estropeando que ya no sé...
Saludos a todos los que estáis aunque nunca comentéis, creo que tendríais mucho que aportar.

Begoña Argallo dijo...

Nota: lo de si me das un bofetón te lanzo un puñetazo que te incrusto en la pared lo aclaro aprovechando este silencio.
A mí se me educó para saber utilizar todas las palabras del diccionario como única defensa en la vida. Y exijo de los demás que de atacarme ataque con palabras, yo con palabras me sé defender o hacer oídos sordos, según de quien vengan.
Pero alzar la mano es algo que no le permito a nadie bajo ningún concepto. Y tengo claro que cuando no se me respete no me molestaré en respetar. En los tiempos de escuela si un niño me pegaba se llevaba el doble. Por ello me pegaron sólo dos o tres veces que recuerde, y niños bastante más mayores que yo.
En la vida de adultos nunca tuve problema, pero el remedio me lo sé.
Saludos